Adieu, adiós, good bye… 

Adieu, adiós, good bye… 

Acabo de leer que el maestro vietnamita Thich Nhat Hanh ha muerto. No era precisamente mi maestro. No me ordenó bodhisatva, ni monja. Y jamás escuché una palabra suya que no fuese grabada. Pero el corazón sabe que un gran Buda ha dejado esta tierra, y el ser humano que soy siente su ausencia lleno de tristeza. 

He corrido a ponerme el rakusu porque la fe no sólo consuela, sino que me recuerda el camino que he elegido. Pero esta muerte, por lejana que parezca, me ha conmovido profundamente.

Un amigo de la Vía menciona su libro No muerte, no temor, y me habla de la labor del maestro vietnamita, de sus discípulos, y las semillas que ha dejado en el mundo. Recuerdo esa otra enseñanza de un roshi sobre las ilusiones. 

Si no somos capaces de sentir dolor o alegría cómo ser capaces de sentir compasión. Si la pena de otro ser humano no nos mueve, cómo podremos comprender el sufrimiento. 

Porque he vivido y vivo arranques de ira puedo abrazar no sólo mi propia violencia, sino también la violencia que hace sufrir a otros. Porque he vivido y vivo arranques de lujuria o avidez, puedo abrazar esos demonios tan entrañables de la vida cotidiana. 

Porque he dicho adiós a mis amigos, parientes, perros y gatos, puedo también comprender la ausencia y la pena. Si fuera una roca no tendría estos dilemas. Pero tampoco podría sentarme en zazen.

Un Buda ha muerto. Las flores, las nubes, las estrellas, las galaxias, los dioses y los asuras lo saben.  No hay que regodearse en el dolor, pero para qué pretender que no existe. Mañana saldrá otra vez el sol, si es lo que ha de suceder. Y las flores, y los dioses, y las estrellas, y los asuras seguirán el camino que han elegido y jugarán su papel en este universo de circunstancias.

Esta noche doy gracias por zazen y por la sangha, abrazo mi rakusu, y prendo un incienso para acompañar este viaje que no termina hasta que el último de los seres sea libre de su ignorancia… y doy gracias por saber que eso también me incluye. 

Namo Buddhaya. Sadhu, sadhu, sadhu…