Vida zen, vida plena.

¡Aprende a ser feliz ya!

¿Has sentido alguna vez que tu vida empieza a encajar? ¿Que luego de cambiar el rumbo un millón
de veces, de pensar que no queda nada más por hacer o estar a punto de decir esto es todo, de
pronto hay una calma?
Si ya estás ahí, entonces disfruta cada segundo. Pero si sigues buscando, si una pequeña angustia te
oprime el pecho y tu mente libra una batalla constante entre lo que ves y lo que quieres, este blog es
para ti. Es la fe de vida de dos monjes zen a quienes sorprendió el hallazgo de la felicidad.
Luego de años de buscar, de intentar desde la cromoterapia hasta el bautismo, pasando por la
acupuntura, el reiki, el taichí, el acohol y hasta alguna que otra infusión rara, el zen me encontró.
Fue uno de esos momentos en que lo peor de mi humanidad salía a flote.
Ya sabes, cuando caes en picada y regresas a los mismos ciclos de adicciones, pereza, desenfreno…
y sufrimiento. La lucha por suprimir aquello que me parecía malo o vergonzoso siempre terminaba
con un incontrolable resurgimiento de mis faltas.
La voluntad no parecía bastar. ¿No te ha sucedido que luego de años de resistir de pronto todo se
viene abajo por un mínimo desliz? Ahí es cuando descubres que la voluntad no es suficiente. Pero
¿A quién acudir entonces? ¿A quién encomendarte? ¿Quién puede sacarte a flote?
La respuesta es tan sencilla que no puedes creerla: tú mismo.
Me encontró el zen y dejé de buscar
La idea de ser un buscador me atormentaba. ¿No te pasa que sientes que siempre hay que seguir,
que cada día aparecen nuevas teorías y fórmulas para ser feliz? Te lees todos los libros que puedes,
te sumas a todas las tendencias de moda, y puede que incluso te bebas tus fluidos corporales.
Igual la vida sigue moliéndote a palos. Y así será. Porque te falta el mejor aprendizaje de todos:
abraza el momento presente, aprende a soltar, y respira. Aparentemente sabes respirar. Desde el
instante del nacimiento es lo primero que haces.
Pero toca crecer y el resto de las enseñanzas que recibes en la casa o el colegio toman
protagonismo. En par de años sabes leer, escribir, contar, puedes repetir de memoria la historia de
Europa y la conquista de América.
Sabes física, química, un poco de literatura, y un mucho de lo que lees en Internet. Pero se te ha
olvidado cómo respirar. Si tienes un poco de panza vas al gimnasio, y puede que alguien te
recomiende meter tripa, y así tonificar los músculos abdominales.
O no quieres que el tiempo pase y se note. Tratas también de mantenerte erguido, apretando la
barriga. O vives estresado, tomando decisiones difíciles cada día… igual te contraes y respiras mal.
Y ni siquiera te das cuenta hasta que ya no aguantas y te da un ataque de pánico, o empiezas a
padecer contracturas y migrañas

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